Espacio Blanco

Aparecí en un espacio en blanco. 

Cuando abrí los ojos no distinguía dónde el techo intersecaba con las paredes ni con el suelo. Impoluto todo, absoluto y eterno blanco que no podía ser producto de la naturaleza. Esto es analógico, digital, creado por el hombre... por lo tanto deduzco que estoy atrapado, secuestrado por alguien o por algo. 

Mi cabeza empieza a dudar de sus propias conclusiones ¿Y si perdí la capacidad de ver colores? ¿Y si así se siente la ceguera? Nunca hablé con algún invidente para saber lo que ellos perciben, creo que nunca me interesé por saberlo y en este basto vacío no hay atisbo de una biblioteca. 

¡Internet! Busco en mis bolsillos y veo que mi celular es una bloqueta blanca que pareciera de yeso hueco porque es muy ligera. ¿Habrá algo aquí dentro si lo destruyo? ¿Si lo destruyo con fuerza se romperá lo que hay dentro? Mejor sigo revisando en mis bolsillos, quizá pueda encontrar algo con lo que abrir este yeso.

De pronto noto que yo soy también blanco, un blanco analógico, creado por el hombre. ¿Me despigmentaron la piel? ¿En qué momento me volví luminoso? Siento que todo yo emano luz. Siento que soy una luz antropomorfa. Veo mis dedos que parecen pequeños fluorescentes soldados a mi mano que más parece un reflector, lo único que quiero hacer ahora es usar mi tacto.

Toco mi tórax y empiezo a percibir texturas que me resultan familiares a un polo y una casaca de cuero, siento tela, siento bolsillos, siento materia.

Toco mis piernas y empiezo a percibir texturas que me resultan familiares a un pantalón, siento un botón, un ojal, cierre, bolsillos, siento materia. 

Decido voltearme y ponerme de pie ya que estoy boca abajo mirando a la nada blanca con mi mejilla derecha aplastada contra el infinito analógico. Toco mis pies y empiezo a percibir texturas que me resultan familiares a zapatos, siento hileras, las puntas de las hileras, ojales, hormas, siento materia. 

Todo desprende luz de mi, las cosas que toco, todo a mi alrededor. Todo es demasiado blanco, todo es digital, todo es muy... caótico. A veces el caos no puedes verlo, el caos es plano, es un estado de obnubilación en el que las formas son tan dispersas que no pueden ser diferenciadas unas de otras, todas se vuelven iguales y uniformes que forman algo analógico, digital... creado por el hombre. 

Estoy en el caos, estoy en el medio del indiferenciado caos que me rodea, un caos que me ha atrapado y ahora creo que emito una falsa luz que sirve de alimentación para mantener iluminadas las paredes, que bien no pueden ser paredes y pueden ser espejos que solo reflejan la infinita luz que emano. 

Me volví un creador y un alimentador del caos. 

Me volví alfa y omega de la gran impolutez, nada puede percudirme, nada puede mancharme. 

Estoy bien brillando.

Estoy bien en mi caos indiferenciado.

¿Serán paredes? ¿Serán espejos? No me interesa para nada, todo lo que veo, todo lo que hay aquí, soy yo. Eso es blanco y yo también lo soy. Cuando cierro mis ojos sigo viendo blanco, ¿Cuándo los tengo cerrados y cuándo abiertos? ¿Será que mis párpados también son blancos por dentro y por eso todo lo que veo sigue siendo blanco? ¿Dónde quedó la bloqueta blanca? ¿Cómo puedo romperla? No tengo tiempo para buscar algo más, si la encuentro la lanzaré al suelo ya mismo para destrozarla en pedazos. 

Suelo... ahora que lo menciono, no siento que esté pisando algo, estoy levitando. Estoy en un espacio que es todo y nada al mismo tiempo, la bloqueta ha desaparecido y de encontrarla no tendría contra qué estrellarla. Miro alrededor, no hay nada más que lo blanco, sigo siendo yo y ya no empiezo a distinguir mis manos, los fluorescentes se hacen uno con el analógico, soy uno, voy siendo uno cada vez más cohesionado, cada vez más eterno, cada vez más indiferenciado. 

Soy nada y todo, soy mi propio captor y todo lo que me rodea soy yo. Ya no hay diferencias, me volví analógico, digital, creado por el hombre y el hombre soy yo. Yo me creé a mi mismo y camino por el lugar que yo mismo inventé para ser uno con todo. Nada puede percudirme, nada puede mancharme. 

Quiero acostarme, quiero aplastar mi mejilla derecha al infinito analógico... ¡Oh! encontré la bloqueta blanca, la guardaré para romperla luego, ahora solo quiero seguir acostado. 

Estoy bien brillando.

Estoy bien en mi caos indiferenciado.

Estoy bien... porque creé y estoy en mi espacio blanco.

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