Inexplicablemente Inolvidable

I.I.

Verán, al ser un chico de 18 años ya he tenido algunas experiencias raras; pero la de hoy día ha sido particularmente especial...

Hasta el día de hoy no había experimentado algo así. Y no son cosas relacionadas al "sentimiento". Es sólo que con ella hay muchas cosas que son diferentes al resto, como aún sin esforzarse termina siendo, en alguna forma, contrastante con el resto.

Estuvimos en dos lugares en los que, el aura del espectro que controla la guadaña de la vida y muerte, estaba presente. Un cementerio y un hospital, en ese respectivo orden. Podría haberse hablado de temas relacionados con vida y metas, pero al contrario de eso, nos enfocamos de formas particulares en las historias familiares de cada uno. 

Sin mentirles, ha sido la cita más rara en la que alguna vez he estado. Y no por eso tiene que ser mala. Es más, hasta podría decir, que sin necesitar de cosas rimbombantes y tonterías que exige la sociedad, ha sido una de las mejores salidas que he tenido. 

Ya no me gusta entrar mucho en detalles, por que así pierde el misticismo que muchas veces me encargué de destruir por propia mano. Esos pequeños momentos de estupidez/relajo/felicidad que hubieron ésta tarde en aquel campo santo, se deben quedar bien guardados en mi memoria como un buen recuerdo del once de marzo del dos mil trece.

Salimos de ese lugar y caminamos cuesta arriba hasta la puerta de su universidad  para encontrarnos con su mamá. Vaya forma de conocer a la mamá de alguien eh!. 

Carajo, no voy a exagerar, al inicio su mamá me dio algo de miedo. Me preguntó mi nombre cuál general en cuartel. - ¡Si señora!, me llamo Diego - Mientras que en mi estómago volvía a brotar el mal que sufro desde hace unos días.  

Pero al poco rato descubrí que el enojo no era conmigo, si no con su hija. (Vaya alivio para mi). Al final del día dejé una buena impresión con ella. Creo que ha sido bueno empezar así la semana. Un poco de rareza, un poco de manifestaciones de afecto, un poco de miedo, un poco de cansancio, un poco de sorpresa, un poco de relajo, un poco de respeto, un poco de recuerdos, un poco de todo. 

Manteniendo la tradición, no pondré el nombre de aquella persona por la cuál hoy ha sido un día inexplicablemente inolvidable para mi. Pero si ella lo lee; sabrá, de manera inevitable, que es ella. 

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