Escritura Noctámbula...

Ahora es el momento

No me gusta escribir de madrugada, un blog. No se me ocurren ideas de qué carajos hablar. Y por consecuencia me gusta dormir. Pero sucede que hoy día no me dan muchas ganas de hacerlo, y contradiciendo mis principios de sueño reglamentado, quiero presionar tantas teclas como quiera mi cerebro. 

En éstas últimas semanas pareciera que el mundo me está haciendo una joda de manera teatral, acostumbrado a eso, sólo me dan ganas de sentarme a beber una agua mineral y esperar a que deje de llover mientras se moja mi cabello y siento los efectos de un fármaco que apacigua el mal estomacal que padezco.

Se supone que todo debe ir de perlas, pero no pues, "Sufre peruano, ¡SUFRE!". Desde que me pusieron en clases de teatro haya por el año 2003, pensé que somos los actores de una obra que no tiene un guión fijo y tampoco guionistas. Pienso que nadie sabe como va a acabar su obra, cuántos capítulos tendrá, cuantos momentos dramáticos y frenéticos habrán, pero al mismo tiempo, estamos obligados a ser el espectador que critica y toma apuntes mentales sobre lo mal que se actuó en una escena, para que luego pueda decirle al actor principal, en forma de su conciencia (así como Pepe el Grillo) que algo hizo mal y debe de hacer todo lo posible para rectificar ese error y no volverlo a cometer.

Pero hay veces que el error es tan bueno para uno, que no basta con cometerlo una vez. 

El pecado del que hablan las religiones es tan cierto como la incitación que genera antes de cometerlo. Es tan apasionante dejarte llevar por un momento de debilidad y caer hasta la fosa más profunda de la Tierra y sentir el calor de su núcleo como te quema y debilita por la culpa moral que te pesará por un tiempo y hará recriminarte el error cometido. 

Para alguien ético, eso sonara como una payasada. "Errar es humano, pero perseverar en el error es de imbéciles". Llámenme imbécil, idiota, y cuántos adjetivos se os de la gana. No es algo que me quite el sueño el calificativo que recuerden al escuchar mi nombre. 

De verdad no me importa cómo qué "tipo" de sujeto me consideren. Lo único que quiero es que me recuerden como el chico "algo diferente" "raro" que a pesar de su comportamiento inadecuado siempre deja la impresión de ser una buena persona. 

Como decir ... "Ese Diego, es un cagado... pero es tan lindo cuando quiere serlo." Lo demás, me importa lo mismo que una zanahoria putrefacta.

Les confesaré que últimamente estoy leyendo algunos libros y recomiendo de todo corazón, "El sueño del celta" de Mario Vargas Llosa. Ese libro está cambiando mucho mi pensamiento sobre las condiciones sociales  de las que éste mundo liberal se ha alejado, para evolucionar en algo aún peor (pero dejando la violencia de lado)... En la marginación y otras problemas que conllevan a otros no tan alejados de la esquina de tu casa. Prometo que en cuanto acabe ese libro, haré un blog para su entera exclusividad y repasar un poco lo que propone Roger Casement. Genial historia real. Como la mayoría de los libros que me gustan leer. Realidad. 

Me hace sentir tan apegado a la Pachamama y sentirme un hijo que la naturaleza dio la oportunidad de vivir para dejar alguna huella que marque o señale el camino a alguien para que no tropiece con ciertas estupideces cometidas. Un guía o algo así. O en su defecto, ser alguien que prenda una linterna por la espalda del primogénito que quisiera que repase ese camino. Me salió el lado paternal... que es algo de lo que hablaré en otro blog.

Creo que al final de la noche, no todo fue tan malo; encontré dos nuevos temas de los que hablar. Así, de la nada. 

Gracias por leer.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Inexplicablemente Inolvidable

Espacio Blanco

Las molestias del mañana se avecinan