El círculo vicioso no debe acabar...

Looking at you.

Así que luego de un día cansado, me senté en una banca en la Plaza de Armas de Arequipa, una tarde tranquila aproximadamente las 3:30 pm; a mi izquierda el ocaso de sol y a mi derecha los 3/4 de luna que nos alumbrarán en la noche.

Hay tantas cosas curiosas para observar sentado al frente de catedral, pero una llamó particularmente mi atención, en primera la cantidad de mosquitos que abundan cerca de los parques; y segunda, la que chica que ahora mismo está cruzando la calle...

Se sienta sobre el frío mármol a unos metros de la puerta principal de la catedral, justo en línea recta de dónde yo me ubico. Saca de su bolso de temática jean una bolsa transaperente muy pequeña que contiene no sé, ¿Un pan? ¿Un Pastel?; la verdad no llego a distinguir bien, pero lo empieza a comer. Tiene el cabello oscuro, piel blanca, lleva una polera roja y unos leggins oscuros que combinan muy bien con sus botas cafés. Lleva el cabello suelto, por supuesto.

Tal vez espera a alguien, aunque no dirige la mirada a un lugar exacto ni anda pendiente del celular, así que tal vez sea alguien que como yo solo está buscando descansar un rato mientras ve a la gente. Hasta ahora ha cruzado la mirada unas veces y la miré directo a los ojos como para forzar un contacto visual que ya lo he conseguido dos veces.

Mientras la observo y contemplo el fondo de los campanarios, unas chicas muy bulliciosas de sientan a mi costado a hablar de cualquier cosa a la que no presté atención, una turista se para delante mío y empieza a tomar fotos a la catedral, muy joven y esbelta, debería de saber que su figura de espaldas es también como para la foto.

Cuando vuelvo a dirigir la mirada hacia la chica aquella, sigue sentada cruza las piernas y continúa comiendo el aperitivo, lo hace de manera tranquila mira a los costados y vuelve a dirigirme la mirada; ya van tres veces.

Un niño corre tratando de espantar una paloma y se resbala, de inmediato su mamá lo recoge mientras el niño trata de llorar, fue tan graciosa la caída que cuando volví a verla ella también estaba riendo. Momentos aquellos en los que me gustaría ser un poco más atrevido estando cansado.

El sol se pone cada vez más al este y la pierna izquierda empiezo a sentirla adormecida; las dos chicas ruidosas se paran y un señor con periódico en las manos se sienta a mi costado, aprovecho para leer algo. Sigo pensando que hay demasiados mosquitos.

Ella mira fijamente a un lugar y por mi delante pasan dos morenas muy guapas, hablando en español pero con acentos que sé que no son de por aquí; una tiene unas caderas impresionantes y la otra es muy bella de rostro; tal vez caminar con una cámara no vendría mal a veces, su acento me rebela que son colombianas o tal vez puerto riqueñas... me perdí en los ojos de la chica más guapa.

Cuando levanto la cabeza no puedo encontrar a la chica de polera roja por ninguna parte, tal vez haya partido a otro lado, o ¿Quién sabe? de verdad estaba esperando a alguien.

¿Where the fuck she goes?  

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