Ya un añito.

Han pasado 365 días desde que me hice a mi mismo una pregunta:

¿Es ella la que quiero para toda la vida? 

Sin ningún atisbo de duda, mi mente gritaba y no sé si dentro de la mente de uno se pueda gritar, pero la mía lo hizo y dijo: ¡SI!

En ese momento el panorama andaba un poco borroso, yo acababa de perder un empleo, ella quizá se regresaba a Brasil; no teníamos muchas cosas seguras, excepto que quería estar de su mano. Desde el inicio de nuestra relación, se hizo prensente el rasgo de que solamente funcionaría si ambos dábamos todo de nosotros.

Pasaban los meses y de su mano caminamos 201 pasos de cofianza por las rieles de un tren con un río bajo nuestros piés; plaeando en 20 días dejar todo atrás e ir a Brasil. Me ayudaste con tu fé y ánimo a no decaer, cuando habían cuatro mil obstáculos, tú dabas cuatro mil y una soluciones; cuando dudaba de mí mismo, tú creías en mí y me apoyabas incondicionalmente (Literalmente me rescataste de la calle, me cortaste el cabello y me hiciste un hombre de bien). No puedo estar más agradecido con Dios por haberlo hecho posible y puesto todas las casualidades a nuestro favor.

Gracias por este primer año y disculpa por siempre arruinar las fotos. 

Contigo y para tí. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Inexplicablemente Inolvidable

Espacio Blanco

Las molestias del mañana se avecinan