Todo lo que baja, sube...

En Espiral

Se dice que cuando el hombre toca el abismo y permanece en éste, se pierde, se siente solo, se siente cansado y no desea entablar conversación con nadie. Todo perturba, todo molesta.

No encuentra paz en las cosas en las que antes la encontraba, te sientes vacío. Caminas vagamente mirando al cielo o al suelo viendo correr el calendario. Salir de la opresión de la mente es dificultoso; enfocarse, pensar en claro, volver a tener objetivos; toman tiempo. Tiempo que deseas pasase rápido.

Se acaban los temas de conversación, toda persona antes conocida te resulta repetitiva; pero tampoco tienes ganas de conocer gente nueva. Es confuso e inentendible. Simplemente ridículo.

Cuando llegas al fondo del abismo, cuando tus manos tocan tierra y piedras heladas por la carencia de luz en el lugar, y el frío entra en tu persona causando temor, es cuando se debe mirar al cielo y desear llegar a tocarlo, únicamente eso. Escalar las piedras se torna agotador, éstas gélidas masas raspan, congelan, duelen. Pero nunca tomas en cuenta que en el momento en dónde estés en las proximidades de la salida, habrán personas que te empujes, que jalen hacia el fondo, que son capaces de gritarte, hacerte cosas hirientes y escupirte en la cara; solo por la satisfacción que les causa verte caer de nuevo.

Estás más cansado que al inicio, subir todo eso no fue por arte de magia, duelen el cuerpo y la mente. Sientes como cada gramo de tu cuerpo hace complicidad con la gravedad para hacerte caer. Pareces un niño asustado, aferrado a la penúltima roca, empujando a todo aquél que jale hacia abajo.

No se aceptan caídas, no se aceptan tropiezos, es ahora o nunca que debes armarte de coraje y salir a respirar el aire que otorga la tranquilidad, nada debe salir mal, no en este momento.

Tocaste fondo y la escaladera de piedras dejará marcas temporales en las manos, pero con todo y más haces el último esfuerzo, por que sientes el cielo más cerca, sientes el viento soplar en su frente, sientes que hay más luz, por que el abismo parece un terrorífico monstruo con el que jamás en tu vida desearías volver a convivir y compartir celda.  

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